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Imaginad el tormento: ansiar toda tu vida ser madre y tener un miedo desmedido e irracional a matar a tu bebé, al punto de no poder cogerlo en brazos. Estar en una época dorada de tu vida y tener miedo a saltar por una ventana. No hay razones, pero sí un miedo irracional a perder el control, a perder la consciencia sobre los propios actos, ideas e impulsos y cometer cualquier atrocidad contra uno mismo o contra alguien. Es un tipo concreto, frecuente y prevalente de trastorno obsesivo.

Es una expresión de máxima ansiedad. Se llama fobia de impulsión. A las personas les avergüenza mucho hablar sobre estos pensamientos. Al igual que con todos aquellos pensamientos intrusivos que ponen en una batalla interna a la persona, pero con un contenido percibido como peligroso y totalmente contrario a los valores y moral de la persona.

En la fobia de impulsión, no existe un temor a la locura como un estado sobrevenido, tras un largo proceso de pérdida de juicio,como en la agaetofobia. El miedo a la locura puede ser fruto del cansancio, del consumo de sustancias o incluso a raíz de lectura de libros de psicopatología. En la fobia de impulsión, lo que existe es un cuadro obsesivo caracterizado por pensamientos irracionales,intrusivos, recurrentes, de gran intensidad acerca de «y si» uno va a perder el control, la razón, y cometer algún acto lesivo contra uno mismo o un ser querido.

En un momento, todos podemos tener pensamientos absurdos o perversos, pero cuando no se tiene una personalidad obsesiva, tales pensamientos se despejan fácilmente de la mente. El obsesivo, tiene una personalidad rígida, muy encauzada a lograr el control, con un alto sentido del deber, y mucha conciencia acerca de lo bueno y de lo malo. A su vez, posee un sistema nervioso potente, capaz de estar horas y días y épocas enteras dando vueltas a un tema. Pero una cosa es estar obsesionado con alguna preocupación real, una decisión, una ofensa, un amor, o ser muy obsesivo para todo, y otra cosa muy distinta es tener algún trastorno del espectro obsesivo.

En la fobia de impulsión, con frecuencia el desencadenante es una noticia acerca de un crimen o de un suicidio. La persona empieza a plantearse cómo es posible que una persona pueda cometer un acto semejante y esto le lleva a plantearse si no «es posible» que él o ella «pueda» hacer lo mismo. Intenta alejar esta posibilidad, pero el mero hecho de haberlo pensado , darle una sobrevaloración cognitiva hace que vuelva con más fuerza.

Se confunde pensamiento con realidad (cuando la idea es especialmente negativa). Se sobrevalora el poder que tiene uno sobre los acontecimientos y se sobrevalora también también la capacidad de ejercer un control férreo sobre todo lo que se piensa. No se acepta que uno puede pensar tonterías, no se resta uno credibilidad. Y así se instala la persona en este bucle de terror.

Es un trastorno muy frecuente, por el que se debe buscar ayuda profesional especializada, porque, de seguro no va a suceder lo que se teme, nadie se vuelve loco por temerlo, nadie pierde el control sobre los impulsos por este trastorno, pero el temor es peor que lo temido y se vive un tormento injustificado e innecesario. La psicoterapia, en algunos casos combinada con medicación, es realmente efectiva.

 
*La imagen es del blog de la Dra. Diane Pérez.