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La terapia cognitiva implica aprender a cuestionarse muchas de las cosas que nos pasan por la cabeza, manteniendo una disputa racional con aquellas que nos perturban, interiorizando que nuestra forma de sentir la vida tiene mucho que ver con la forma en la que pensamos acerca de lo que nos sucede. No podemos creernos todo lo que se nos ocurre ni construir sobre ideas equivocadas e irracionales nuestras emociones y conductas.

Desarrollo de la técnica:

El terapeuta enseña a “cazar” esos pensamientos erróneos y sobre ellos plantea cuatro grandes preguntas:

-¿Qué evidencia hay?
Constatar en qué se basa aquello que pensamos, qué pruebas tengo para pensar esto. Los pensamientos adaptativos se desprenden de la realidad y son objetivos.

-¿Qué alternativas hay a mi idea?
Abrir el abanico de ideas que podemos desarrollar acerca del mismo suceso, imaginar , cómo pensarían acerca de esto o de aquello familiares, amigos, otros grupos. Hacernos preguntas que nos sirvan para flexibilizar la mente y reconocer distintos puntos de vista.

-¿Estoy cometiendo algún sesgo o distorsión al pensar así?
Errores, sesgos y distorsiones son frecuentes en nuestro modo de pensar. Podemos estar cogiendo una parte de la realidad como global, pensando en términos de «todo o nada» «siempre o nunca», minimizando nuestras fortalezas, magnificando los logros ajenos, teniendo en cuenta sólo el lado negativo de las cosas, adivinando y presuponiendo las intenciones de los otros o viviendo la vida como un listado de cosas que debo hacer, por citar “sólo” algunos ejemplos.

-¿Qué beneficios me aporta este pensamiento? ¿Qué efectos produce en mi?
La Terapia Cognitiva se basa en el empirismo, pero también en el utilitarismo y de este modo nos ayuda a cuestionar la utilidad de nuestras creencias.

¿Me está ayudando mi forma de pensar a ser mejor persona, a ser más feliz y a crecer? Es importante aprender a pensar bien, aquello que nos nutra y no nos destruya. Esto es válido para el común de las personas “con conciencia”; a los narcisistas, ególatras y psicópatas que abundan en el mundo no les vendría mal no pensar lo que más les conviene, incluso borrar el término convenir de su léxico, pero claro que, en teoría ya no habrían superado las otras cuestiones, ni su pensamiento se basa en evidencia, ni reconoce qué errores comete al pensar así o asá, ni mucho menos acepta otros puntos de vista que no sea el suyo. Demuestran uno de los principios de la Terapia Cognitiva: la convicción o fuerza de una creencia no la convierten en cierta y correcta. Pero, para la mayoría de nosotros está técnica de las cuatro preguntas es una buena gimnasia para una buena mente.